Crimen de Otxarkoaga: «En este caso ha fallado todo, también los servicios sociales»
«En este caso ha fallado todo: el colegio, el entorno, que son chicos que se han socializado en un contexto familiar fallido, donde delinquir puede parecer normal, pero también han fallado los servicios sociales porque era fácil prever que iba a haber una trayectoria delictiva». César San Juan, profesor de Psicología Social en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y subdirector del Instituto Vasco de Criminología, asegura que el sistema de servicios sociales y de protección que existe en el País Vasco es excepcional, pero cree que el caso de los menores presuntos asesinos de la pareja de octogenarios de Otxarkoaga «ha fallado». «En este caso, que son chavales problemáticos, tenía que haber habido una mayor focalización de los servicios sociales sobre ellos». Ayer mismo se conoció que uno de los menores detenidos estaba fugado de un centro de menores y estaba bajo la tutela de la Diputación al estar todos sus familiares directos en prisión. De entrada, San Juan considera que este a este tipo de familias desestructuradas que habitualmente son receptoras de ayudas sociales «hay que pedirlas una contrapartida». «Las ayudas sociales no pueden ser gratis. Deben implicar una exigencia a los padres de tutela responsable sobre los menores y sobre lo que están haciendo sus hijos y a qué hora están en la calle. Eso hay que exigirlo a los padres», dice.Ese sentimiento de que los servicios de protección social y de prevención no han funcionado también se ha extendido por Otxarkoaga, conmocionado todavía por el crimen de Rafael y Lucía. «Nos han fallado las instituciones». Así de rotundo se mostraba Cristóbal Rivera, secretario de la Asociación de Familias de Otxarkoaga al analizar lo ocurrido. Tanto él como Álvaro Pérez, de la Asociación de Vecinos, coinciden en que la prevención no ha funcionado y que los servicios sociales, que conocían la situación de desestructuración de las familias, deberían de haber actuado mucho antes.Los grupos vecinales venían denunciando el incremento de delitos y la inseguridad que se sentía en el barrio desde el verano pasado y especialmente desde el mes de noviembre. Tirones, atracos en tiendas y entradas en viviendas eran el pan nuestro de cada día, delitos cometidos además «por chavales muy jóvenes». Rivera señala que «son pocos por lo que debería ser fácil controlarlos por los servicios sociales y por la Policía, pero han fallado». «Nos sentimos dejados por las instituciones, al barrio nos han fallado y ahora tenemos esto, un palo tremendo, una tragedia muy cruel, impresionante», agrega.«Ha fallado la prevención», dice Pérez, que asegura que las familias de los jóvenes delincuentes «vienen desde mucho años dando guerra y las instituciones y la Policía los conocen y no han actuado». Ambos dirigentes vecinales consideraron que la tragedia se podría haber evitado con una actuación preventiva por parte de los servicios sociales. «Antes de ser un problema policial era un problema social», claman.También la comunidad gitana se muestra muy «sorprendida» por al violencia utilizada por estos jóvenes pertenecientes a su etnia. Oscar Vizarraga, vicepresidente de la asociación Kale dor Kayiko expresó su preocupación por la alarma social y la posición que pueden tomar determinadas asociaciones por lo que pidió que «se trate igual, sean de la etnia que sean».Asimismo varias personas de etnia gitana residentes en Otxarkoaga hicieron pública su indignación por los hechos y manifestaron con rotundidad que «no todos somos iguales, como los payos que hay buenos y malos».El crimen de Otxarkoaga ha extendido en Bilbao la sensación de que hay un aumento de los casos violentos con menores en implicados. En el plazo de un mes dos casos de asesinato, el del ex jugador del Amorebieta, y el crimen doble de Otxarkoaga. Sin embargo, César San Juan, considera que se trata de casos «extraordinarios, dramático, pero extraordinarios». «El hecho de que unos niños cometan un asesinato es un hecho excepcional y si echamos la vista atrás diez años se pueden contar con los dedos de una mano y nos sobrarían». Por ello, considera que el hecho de que se hayan producido dos hechos violentos en tan poco espacio de tiempo no puede extrapolarse como un aumento de menores implicados.Respecto a si estos chicos tienen posibilidades de resocialización el pronóstico de este experto en psicología social «es malo». «Para determinar una carrera delictiva hay una serie de indicadores. Cuantos más indicadores coinciden más difícil es su resocialización. Y parece ser que estos chicos tienen todos los boletos. Es el escenario más difícil de resocialización», dice
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