La Diputación responderá como tutora del menor acusado en el crimen de Otxarkoaga
La Diputación vizcaína se ha personado en el procedimiento judicial por el doble asesinato del matrimonio de ancianos de Otxarkoaga como tutora de uno de los tres menores acusados, según ha confirmado a este periódico la institución foral. La acusación particular, que representa los intereses de la hija y la nieta de las víctimas, reclamará además de penas de internamiento, una indemnización a la Diputación y a los padres de los otros dos menores como responsables civiles subsidiarios de los tres chicos, dos de 14 años y otro de 16.
Según fuentes jurídicas, el abogado foral intentará demostrar que la institución pública, que estará representada por una compañía de seguros y tenía la tutela del menor cuando presuntamente cometió los hechos, hizo todo lo que estaba en su mano por controlarle y que la legislación no le permite adoptar otras medidas correctoras. El joven, cuyos padres se encontraban en prisión, se fugó del centro de protección en el que estaba acogido en régimen abierto dos meses antes de los crímenes. En estos casos, la Diputación debe notificar la ausencia del menor a la Ertzaintza para que proceda a su búsqueda. El menor ha estado acompañado en sus comparecencias por una educadora.
Los tres chavales continúan internados en el reformatorio de Zumarraga mientras avanza la instrucción. Los dos acusados de 14 años asumieron en sus declaraciones, a las que ha tenido acceso este periódico, que treparon a la vivienda del número 16 de la calle Zizeruena de Otxarkoaga el pasado 18 de enero, «para hacer algo de dinero», aunque ninguno se confesó autor de los crímenes. De hecho, ni recuerdan haberse encontrado con las víctimas, Lucía y Rafael, porque estaban «empastillados». El primer detenido tampoco sabe explicar las manchas de sangre que tenía en los pantalones. La noche anterior durmieron en la casa del tercero, vecino del matrimonio octogenario, que, según dicen y él niega, les señaló dónde vivían y sus rutinas. El mayor, de 16 años, asegura que se quedó durmiendo.
Huella ensangrentada
Después del robo, se repartieron las pocas joyas y el dinero que sustrajeron y los dos pequeños se fueron en metro a Abando, donde compraron «a los negros» dos pares de zapatillas Nike amarillas iguales, las mismas que lucían ambos el día de la detención. El menor tutelado asume que dejó las viejas en casa de su abuela, donde fueron recogidas por la Ertzaintza y cotejadas con una huella ensangrentada hallada en el piso de las víctimas. El resultado positivo de esa prueba situaría al muchacho en el escenario del crimen. La Policía Científica examina también varios cuchillos, uno de ellos con el filo roto, decomisados junto a los cadáveres. Según el resultado de la autopsia, el arma homicida de Lucía fue un cuchillo de entre 18 y 20 centímetros que le penetró por la zona de la clavícula y le alcanzó al corazón provocándole la muerte.
Rafael falleció a causa de un golpe en la parte trasera de la cabeza efectuado por un objeto con ángulo puntiagudo similar a un cajón, aunque presentaba también otras lesiones. Cuando fueron sorprendidos en la vivienda, el hombre estaba desayunando en la cocina, donde se incautaron cinco ‘actimeles’ para extraer el ADN, y Lucía, vestida con camisón, probablemente en la cama.
Las principales incógnitas del caso se centran en quién cometió cada crimen o si un mismo autor mató a los dos ancianos, y también el grado de participación del tercer detenido, que no llegó a entrar en el piso.
Últimos comentarios