Salvando Otxarkoaga
El barrio bilbaíno de Otxarkoaga tiene alma y la están alimentando sus niños y niñas. Los pequeños y jóvenes quieren convertir, reanimar, vivir y convivir en su entorno, demostrando que no es lo negativo lo que debe marcar prejuicios. El juego y el activismo creativo los convierte en protagonistas, transformándolos en ‘Superhéroes de barrio’ e involucrando a toda la comunidad en la reconversión.
Así se llama el taller de creación, ‘Superhéroes de barrio’, cuyo objetivo es simple: transformar una zona tachada de conflictiva y peligrosa y demostrar que en ella también hay vida, buenos actos y diversión. Los protagonistas, los pequeños superhéroes que salvan el lugar donde viven, son precisamente los niños, niñas y jóvenes que a través del activismo creativo están dándole la vuelta a la imagen de su barrio.
El promotor ha sido Iñigo Iraultza, que previamente ha sido un ‘Olentzero viajero’, un héroe de barrio llamado ‘Katxopan’ y que ahora está trasladando sus poderes a la decena de jóvenes que participan en el proyecto: «Ellos y ellas también están preocupadas por cómo se ve su barrio y quieren cambiarlo. Nos juntamos y pensamos: ¿Qué hacen los superhéroes? Salvar a la gente. ¿Cómo lo hacemos? Es todo un proceso creativo en el que imaginan y hacen. No hay limitaciones, pueden hacer lo que quieran».
Cuenta Iñigo que, para darle la vuelta a las cosas, a los ‘superhéroes’ se les ocurrió «regalar en vez de robar» después de analizar los conflictos que podía haber en el barrio: «Hay un grupo de chavales que hace parkour, otros que están en un grupo de teatro… hay una mezcla muy chula. Fueron haciendo grupos entre ellos y se prepararon para dar sorpresas, por comandos». Piensan qué regalar: flores, poesías, un libro… «Cada uno tenía ganas de regalar una cosa y buscaron la forma de llegar a la persona sin que se dé cuenta. Así es algo íntimo, cuando recibes algo que no esperas llega hasta dentro».
No solo los ‘superhéroes’, todo el barrio de Otxarkoaga participa y se involucra con el proyecto. El ejemplo que pone Iñigo es cuando la vecindad ayudó a los protagonistas a hacer surf en el propio barrio. «Un chaval quería hacer surf, pero en Otxarkoaga no hay playa. Pero sí, podíamos hacerlo en el barrio. Cogimos un tablón, les pusimos un casco y los compañeros llevaron a los demás allí subidos. Gritábamos a las ventanas para que nos echaran cubos de agua y nos la tiraban para hacer una especie de ola».
Goizeder, a quien le encanta el cine, la intepretación y la música, es una de las ‘superheroínas’ de Otxarkoaga que integran el comando. Tiene 16 años y no se arrepiente de participar en el proyecto. «Esto sale para cambiar la imagen, para demostrar que los prejuicios no es lo único que existe», cuenta. Destaca el día que hicieron surf de barrio: «Fue increíble, todos en la tabla, la gente echando agua, yo gritando con el megáfono…».
Otra de las ideas que salió de la propia chavalería fue la de unir a la gente en un mundo separado por pantallas. «A veces íbamos a hablar con la gente y no nos hacían caso» cuenta Iñigo, «porque estaban con el móvil. Cogimos ovillos de lana y los atamos entre ellos. Pasado un rato se ponían a hablar porque estaban enredados, no en las redes, sino en nuestra red».
El superpoder de Marcos es el parkour. Lo ha utilizado para subir por edificios y dejar detalles en las ventanas de las casas. «A veces nos han echado de los sitios porque la gente piensa que estamos rompiendo el mobiliario o ensuciando la calle», lamenta Marcos. Sin embargo, tras su deporte hay una acción transformadora: «Usamos estas dotes que tenemos para subir a las casas y dejar regalos, como los ladrones cuando roban pero nosotros lo hacemos al revés». Uno de ellos fue una rosa, que recibieron con ilusión una señora, su nieta y su perrita.
El arte a la calle
El proyecto se engloba dentro de unas jornadas de teatro de calle, ‘Te veo en la calle’, de Artekale y Te Veo, que busca una transformación social a raíz de todo lo que se puede hacer en ella. Tendrán lugar los días 7 y 8 de mayo en el mismo barrio de Otxarkoaga. La propuesta quiere poner el foco en los niños y jóvenes «porque ellos tienen derecho a participar en todo lo que les afecte, tienen mucho que decir, pero no lo tenemos en cuenta».
La propuesta llegó a manos de Iñigo desde los organizadores de las jornadas porque él ha trabajado siempre con niños y niñas y jóvenes, tanto con ‘Olentzero Munduan’ como con ‘Katxopan’. El primer proyecto consistía en buscar familiares de personas migrantes al otro lado del mundo para llevarles mensajes de los suyos, y el segundo en un ‘héroe de barrio’ que ayudaba a cumplir los sueños más reivindicativos de los más pequeños. Iñigo, además, es actor y siempre ha unido sus proyectos sociales con el teatro y las artes plásticas.
‘Superhéroes de barrio’, de cuya parte audiovisual se encargan Nitya Lopez y Juan Dopico, se presentará en las jornadas el 8 de mayo. El día anterior, la experiencia será en las calles, recorriendo el barrio desde otro punto de vista y asistiendo a diferentes espectáculos e intervenciones urbanas. El segundo será el día de las ponencias y el debate, donde diferentes expertos analizarán la necesidad de recuperar el espacio público, especialmente para la infancia y la juventud, y el papel que juegan las Artes de Calle en este proceso.
El mismo día que arrancan las jornadas, la calle Pau Casals será cortada al tráfico de 17:00 a 19:00h y abierta al juego. «Reivindicamos las calles como espacios de uso y disfrute de las personas», afirman los organizadores, «vamos a parar el tráfico por unas horas y a abrir las calles para jugar, pensar, sentarnos, hablar, pintar, conocer gente, saltar, cantar o para lo que nos dé la gana».
Invitan al barrio a salir a ese espacio público que es la calle, a llenarla de vida y a conocerse entre vecinos y vecinas. A las niñas y a los niños que vayan con tizas a pintar en el suelo o a hacer manualidades; a la gente joven que vayan a escuchar música y a bailar, «a comer pipas, como cuando están con amigas y amigos en cualquier otro lado, pero ese día aquí»; a la gente adulta que vaya a compartir, a aprender y a enseñar; a la gente mayor que vaya a contar sus historias, a hacer ganchillo, a jugar a las cartas o al ajedrez.
Las jornadas ‘Te veo en la calle’, que se realizarán en Otxarkoaga y en el Centro Harrobia -lugar y herramienta imprescindible para mostrar las Artes de Calle y canalizarlas por y para la comunidad-, solo durarán dos días, pero pretenden recordar al barrio la vida de la calle, la cultura de compartir y de jugar en ella. Desde un barrio ensombrecido por malas noticias, los proyectos que se están desarrollando en ellas pretenden volver a darle luz y darle el superpoder de cambiar las cosas a sus vecinas y vecinos.
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