Vivir la Navidad en riesgo o situación de exclusión social
Más de medio centenar de usuarios de Bizitegi, una asociación que trabaja por la incorporación a la sociedad de las personas en riesgo o situación de exclusión social de Bizkaia, pasan juntos las Navidades en la miniresidencia de Iruminetxe de Otxarkoaga (Bilbao).
Sonia Gorbeña, educadora social y responsable del centro, afirma que las personas que no tienen contacto con la familia seguramente tengan «un poco más de bajón» por estas fechas de celebraciones, aunque tampoco supone un gran impacto en ellas.
«Es terrible lo de no tener una red social», cuenta. En palabras de la educadora, en la red de Bizitegi hay un porcentaje altísimo de usuarios que no tienen contacto con sus familiares y por eso cenan 57 personas juntas en Nochebuena.
Gorbeña aclara que no se trata tampoco de idealizar, pero que, en algunos casos, la realidad es que para algunos usuarios Bizitegi es su familia, y con el paso del tiempo incluso los educadores lo ven de esa manera: «Ellos forman parte de nuestra vida y son también personas muy importantes».
Para Javi, usuario de la miniresidencia de Iruminetxe, Bizitegi ha sido su segundo hogar: «Estoy muy agradecido por las oportunidades que me ha dado. Soy uno más».
Javi cuenta que en la mañana del día de Nochebuena tuvieron chocolatada y que, además, estuvieron cantando el villancico de Olentzero por el barrio. De cara a la cena, se comprometió a colaborar lo máximo posible para que sus compañeros estuvieran a gusto. «Soy bastante inquieto y colaboro en lo que puedo. Yo creo que soy buen compañero», dice de sí mismo, a lo que Gorbeña añade: «No te creas que lo dice por cumplir, así lo hará».
Más actividades navideñas
Además de las comidas y las cenas en grupo, Bizitegi organiza diferentes talleres relacionados con la Navidad. Juan Pérez, también trabajador de Iruminetxe, explica que una voluntaria de REABI, otro de los centros de la asociación, escogió la Navidad como la temática de su actividad de lectura semanal.
Otras actividades que prepara la organización son, por ejemplo, un taller de postales navideñas, juegos de mesa con regalos diferentes y un taller de Navidades del mundo,en el que, en palabras de Pérez, juegan con las virtudes que tienen: «diversidad así como ganas de saber más del otro y de compartir».
Pérez afirma que tanto la comida de Navidad como la de verano son ocasiones en las que pueden explayarse y, en consecuencia, se acercan más a la normalización de la vida de esas personas. Gorbeña, por su parte, explica que en esas fechas intentan cuidar todo lo que tiene que ver con la relación y el vínculo, con decir «eres importante para mí».
Por otro lado, los educadores coinciden en que el nivel de solidaridad y participación ciudadana es generalmente el mismo a lo largo del año. No obstante, Gorbeña destaca que una familia ha donado a Bizitegi en forma de comida todo el dinero que pensaba gastarse en regalos estas Navidades.»Puede que tengas incluso medios económicos, pero no redes familiares o sociales»
«Se puede salir»
La responsable de Iruminetxe entiende la exclusión social como la suma diferentes factores que llevan a una persona a estar excluida. Según la educadora social, no porque consumas drogas, tengas un problema de salud mental o no tengas muchas relaciones sociales eres una persona en riesgo de exclusión. «Puede que tengas incluso medios económicos, pero no redes familiares o sociales que te llevan a una situación de una soledad y un aislamiento que interfiere en tu bienestar», explica.
«Esas situaciones no necesitan ser extremas, sino que la exclusión es un compendio de factores que hacen que las personas necesiten un acompañamiento», coincide Pérez. De acuerdo con el trabajador de Bizitegi, es una visión mucho más global y amplia que la pobreza económica a la que nos hemos limitado a ver al tratar la exclusión social.
Pérez explica que uno de los problemas es que una vez los usuarios entran en procesos de exclusión es como si tuvieran que cargar con ese lastre toda la vida: «La mayoría de ellos el único daño se lo han hecho a sí mismos, pero tienen que cargar con ese estigma o estereotipo, por lo cual algo nos induce a pensar que aparte de una injusticia personal, hay una injusticia social». Gorbeña añade que no se pueden encasillar a las personas y que «lo bueno que tiene la exclusión social, por decir algo bueno, es que se puede salir«.
Sonia Gorbeña, Javi y Juan Pérez en la miniresidencia de Iruminetxe (Otxarkoaga)
Más de 2.000 personas sin hogar en Euskadi
Según datos de 2016 de la Estrategia Vasca para Personas sin Hogar (2018-2021)recogidos en 24 municipios, hay un total de 2.009 personas sin hogar en Euskadi y la tasa de ‘sinhogarismo’ por cada 1.000 habitantes más elevada corresponde a Gipuzkoa.
El 13,6 % de las personas contabilizadas se encontraban en espacios públicos o estructuras, mientras que el 86,4 % estaban alojadas en diversos recursos residenciales para personas sin hogar.
De todas ellas, un 25,1 % eran mujeres. En concreto, un 7,9% de las personas localizadas en la calle y un 28% de las que permanecían alojadas en diferentes centros. Gorbeña explica que para cuando las mujeres salen a vivir a la calle, lo hacen con un deterioro a nivel cognitivo muy alto. “Los hombres salen antes y los procesos de incorporación, a veces, son muy exitosos”, puntualiza.
De todos modos, los resultados obtenidos de los métodos de contraste empleados en el estudio sugieren que la cifra de 274 personas en calle podría haber incrementado hasta en un 78 % y que es posible que el número de personas sin hogar alojadas en recursos con alojamiento de servicios sociales haya aumentado en un 38 %.
Cómo ayuda Bizitegi
Bizitegi se define como entidad asociativa formada por personas socias, profesionales, usuarias y voluntarias que trabajan por la incorporación a la sociedad de las personas en riesgo o situación de exclusión social de Bizkaia. En la actualidad, está formada por cinco unidades de intervención.
El modo de trabajo de las unidades es diferente en función de las capacidades de los usuarios. La miniresidencia de Iruminetxe, por ejemplo, es de alta intensidad porque hay profesionales las 24 horas del día, pero de baja exigencia porque hay una mayor flexibilidad. Por el contrario, Gorbeña cuenta que los pisos de Otxarkoaga son de media exigencia: «Hay que pedirles que recojan la cocina, que frieguen y que hagan la cama».»Estoy muy agradecido por las oportunidades que me ha dado. Soy uno más».
Dentro de Bizitegi, cada usuario tiene sus aficiones y, en palabras de Javi, «cada uno las desarrolla buenamente dentro de lo que puede». Entre sus actividades favoritas, están el ir al monte y a la piscina, leer y escuchar música. Otros prefieren hacer cosas más manuales. Ese es el caso de Arturo, quien ha dibujado más de 150 mandalas y ha completado dos cuadernos con retratos de trabajadores de Bizitegi y vecinos del barrio.
Mandalas dibujadas por los usuarios de la miniresidencia de Iruminetxe
Colaboración
En palabras de Gorbeña, el nivel de participación comunitaria es muy alto. Bizitegi se suma a diferentes actividades municipales, desde participar en la Comisión de Fiestas de Otxarkoaga hasta organizar un Osasun Day en el barrio con actividades que tienen que ver con la salud.
En cuanto al equipo de voluntarios que colaboran con la asociación, Pérez dice que hay diferentes perfiles. Hay un voluntario, por ejemplo, cuya afición es la montaña y hace diferentes salidas con las personas usuarias: excusiones dos o tres veces al mes y un viaje de tres o cuatro días una vez al año. Pérez añade que «otras personas voluntarias se dedican a la alfabetización, enseñan castellano, hacen teatro o están en la tienda de ropa».
A pesar de que Bizitegi naciera del voluntariado, la figura del voluntario tiene en la actualidad un peso menor que en sus inicios. «El voluntario o voluntaria que tenemos son personas que vienen a desarrollar una actividad concreta de una o dos horas», explica Gorbeña. Aun así, están intentando hacer una captación de voluntarios que les ayuden a pensar el proyecto.
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