Alumnos de arquitectura revitalizan Otxarkoaga

Vistos de lejos, los bloques de viviendas de Otxarkoaga ofrecen un aspecto anodino, lejos de la ciudad de postal con la ría y el Guggenheim. Sin embargo, paseando por sus calles, Mari Luz Caroba, estudiante de último año de arquitectura ha descubierto un espacio lleno de posibilidades: «Tiene mucho potencial, lo que hay que hacer es impulsar el uso de los espacios comunes para crear un sentimiento de comunidad», apunta. Desde el lunes y hasta el próximo sábado, trece estudiantes de arquitectura aportarán ideas para regenerar el barrio en un taller que se enmarca dentro del BIA Urban Regeneration Forum.

Durante toda la mañana de ayer, el grupo estuvo paseando por el barrio, tomando datos y observando el entorno. Mari Luz parecía encantada: «Es muy rico en topografía y se pueden hacer cosas interesantes». Procedente de Argentina, cuenta con la ventaja de ofrecer una mirada externa, libre de prejuicios. También Rodrigo Alvéstegui, de Bolivia, que quiere aprovechar este taller para aprender cosas nuevas, «sobre todo temas de problemas urbanísticos. Ver cómo se hacen aquí y poder aplicarlas en mi país».

Otxarkoaga, barrio al que muchos bilbaínos aún miran con recelo, fue en su momento un experimento urbanístico de primer orden. «Fue un laboratorio de ideas que después se exportaron a otras zonas de Europa», destacó Jon Ander Azpiazu, arquitecto y uno de los coordinadores del taller. Las viviendas, que datan de la década de los sesenta, están bien orientadas y son interesantes. «Se hicieron en tres años y en un espacio complicado, a diferentes alturas. La urbanización vino bastante más tarde».

Los estudiantes se han reunido con diferentes asociaciones del barrio para tener una idea más aproximada del barrio y conocer sus necesidades. Ayer estudiaron el barrio junto al presidente de la Asociación de Vecinos de Otxarkoaga, Pablo Herranz. «El barrio necesita rejuvenecimiento social y comercial, por eso planteábamos una calle de comercios», les explicó Herranz. «¿Habéis pensado en hacer algo en la plaza junto al Centro Cívico? Podría ser un centro neurálgico», aportó un estudiante. «Se podría hacer una pasarela que la conectara con la calle porque ahora está desconectada del tejido urbano», agregó otro.

Ane Inclán, alumna de primero de arquitectura y vecina de Txurdinaga, se sorprendía de los problemas de accesibilidad en una zona donde viven muchas personas mayores. «Yo vivo en Txurdinaga, me animé a participar porque era un proyecto que me tocaba muy de cerca», confiesa. Elaborar un proyecto integral para el barrio parece un trabajo titánico y más para un grupo de estudiantes. «En siete días es imposible hacerlo al detalle, pero se trata de que la gente pueda ver nuestras propuestas y ojalá que alguna de ellas pueda ser factible en el futuro», destacó Rodrigo. Todas estas ideas se expondrán el sábado 9 de junio en la Sala Rekalde.

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