El vecino de la concordia
EL CORREO en Otxarkoaga y San Francisco hay equipos de gestión de conflictos Todos buscamos lo mismo al llegar a casa. Siempre hay un refugio detrás de la puerta, hasta que empieza a sonar a todo volumen la música preferida de otro. Quizá sea el martilleo del bricolaje a deshoras o los ladridos de un perro encerrado en la lonja de al lado. Los ruidos pueden desquiciar y hay cosas peores, cuando las pullas entre vecinos suben de tono y la escalera se convierte en territorio hostil. En Bilbao, como en cualquier ciudad, hay focos de tensión que deterioran el...
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