LA MUJER QUE DESEABA MORIR
Es una mujer entrañable, muy limitada por su edad –89 años– y por lo que a lo largo de ella ha vivido. A su lado se encuentra su sobrina, una joven alegre y animada a estar todos los días junto a su tía, a la que da muestras de mucho cariño. De ello he sido testigo durante varios días en los que me he acercado al lecho de esta mujer. Hoy Carmen tiene mucho sueño y sus ojos se niegan a abrirse. La sobrina me anima a pasarle a su tía, como otras veces lo he hecho, el dedo por...
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