Se firmo el acuerdo…..

El pasado mes de junio, la iglesia del Santísimo Nombre de María cerró las puertas a sus feligreses. El templo, ubicado en Otxarkoaga desde hace cuatro décadas, ya no volverá a celebrar misa ni será el escenario de las primeras comuniones de los pequeños de la zona. Viviendas Municipales, Ayuntamiento y Diócesis de Bilbao firmaron ayer un convenio para que el espacio pase a funcionar como equipamiento público del barrio perdiendo, así, su condición religiosa. El acuerdo nace fruto de «una discusión serena», recalcó el alcalde de la villa, Iñaki Azkuna, y pone fin a cerca de medio siglo de enfrentamiento «contencioso».

a firma permite la reconversión de parte del Santísimo Nombre de María en un local para el disfrute de los vecinos. «Las nuevas demandas existentes en Otxarkoaga obligan también a dar nuevos servicios» a los espacios, aclaró Julia Madrazo, presidenta de Viviendas Municipales. Para la concejala, la entidad que dirige «pierde patrimonio en esta operación» en la que han querido primar «el interés global». El Ayuntamiento adscribirá algo más de 500 metros cuadrados de la iglesia al centro cívico del barrio y será la Diócesis bilbaína la encargada de desacralizar y eliminar los símbolos religiosos del lugar. «Las obras se solventarán en muy poco tiempo», apuntó Azkuna, para quien el edificio deberá tener «un uso razonable». «Coherencia con lo que ha sido el templo» es lo que pidió el obispo de la villa, Ricardo Blázquez.

El convenio no sólo otorga la gestión de este templo al Ayuntamiento de la capital vizcaína, sino que prevé también la cesión de determinados inmuebles al Obispado. La iglesia de los Santos Justo y Pastor y las casas curales de Langaran y Zizeruene pasarán a ser propiedad de la Diócesis a cambio del pago de 838.460 euros al Consistorio, una cantidad que Azkuna y Madrazo calificaron varios meses atrás como un «precio político» más bajo que el real del mercado. A través de esta transacción, se logra la regularización de las parroquias de Otxarkoaga tras un largo tiempo de «conversaciones intensas y varias intentonas», confesó Madrazo.
Las discusiones entre la entidad municipal y la eclesiástica arrancaron casi en el mismo momento en que se edificó el barrio, a mediados de los años sesenta. En la zona se construyeron bloques de casas para los que hasta entonces vivían en chabolas y se levantaron también diversos espacios pastorales que, aunque la Diócesis se encargaba de su gestión, figuraban como propiedad del entonces Instituto Nacional de Vivienda. El alcalde señaló la «falta de ciertos documentos notariales» como principal motivo del retraso de este pacto y, además, añadió, «Iglesia y Ayuntamiento pedían cosas diferentes». Para el obispo de la villa, «el espíritu de colaboración ha permitido llegar a un acuerdo razonablemente satisfactorio para todos, pensando siempre en el bien de Otxarkoaga».

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