Desde Otxar, con amor (3)

Cuentos chinos de Otxar

No sé si vale para algo esto del periódico de Otxarkoaga. Voluntad ya le ponen… Ahora mismo acabo de leer que la AFO, horrible palabra, mezcla de UFO, FEO, GAFAS, FOTOS… Parece el ladrido de un perro acatarrado. Y, de significar algo material, sería algo así como un OVNI estropeado.

– Atención, ha llegado un AFO a la zona norte
– Manténganse al margen
– La avería parece irremediable
– Preparen los motornos de fumigación
– ¿Procedemos?
– Inicien la fase uno

No es una errata, los motornos existen desde hace ya algún tiempo… En fin, me estoy yendo del tema… Que resulta que la Asociación de Familias de Otxarkoaga ha pedido al ayuntamiento, entre otras cosas, que se realice una nueva línea de autobús Otxarkoaga-Casco Viejo-Mercado Ribera pasando por Lozoño. Me parece muy bien, pero Otxarkoaga y Lozoño son continente y contenido respectivamente, lo mismo que Casco Viejo y Mercado Ribera. Hubiera sido lo mismo decir:

– Queremos un bus de Otxar al mercado del Casco
– Vale, fácil
– Pero que salga de Lozoño
– Hombre, haber especificado
– ¿Es difícil desde Lozoño?
– No tanto. Pero los detalles son importantes. Hay que decirlo antes
– Tiene usted razón

Y tanto. Total, que hay días en que a una le da por criticar por criticar. En fin, dejémoslo. Vayamos al grano.

Estoy sentada en un banco de Arbolantxa. Estoy casi sola. Me he venido a pensar. Aunque estoy algo tonta hoy, ya me voy dando cuenta. Estoy tonta, sí. Repasemos la problemática… La nanotecnología asegura que las propiedades físicas y químicas de la materia cambian a escala nanométrica (un nanómetro=mil millonésima parte de un metro). Esto lo sabe todo el mundo. A ver si va a ser que los aparatos que fabrico son demasiado pequeños como para que funcionen según lo previsible. ¡Qué locura! Ya te digo que estoy tonta.

– ¡Qué tal!
– ¡Hola!
– ¿De paseo?
– Ya ve
– Vaya
– Sí, adiós

Qué casualidad más tremenda. Resulta que me paro a pensar en los problemas técnicos del aparato que estoy fabricando para fisgar las conversaciones de las tres viejucas y… mira por dónde se me aparece una de ellas, la del pañuelo madres de mayo, trepando por la hierba, venga que tira para arriba. Tendrá mono del paseo de la mañana.

Es que ya son las doce. Voy a tener que bajar a buscar a la cría. Vaya un día que hace hoy, de verdad… ¡Tengo unas ganas de que llegue el verano!

Puede ser un problema del filtro de sonido o de la etapa. Pero ruido del alternador no tiene. Y ruido inducido tampoco, como no sea la tele del cuarto, que mide lo menos dos millones de pulgadas. El hombre buscó hasta en la provincias circundantes una tele como la que vio en una maldita película, un rectángulo inmenso y amenazante, un cacharro del tamaño de la cama. Todo el pie de la cama y metro y medio para arriba, horror señores, les presento la mayor monstruosidad del total-screen. Yo siempre tengo mucho cuidado de apagarla con el botón, porque incluso con el piloto gasta una exageración y no hay que gastar por gastar, ya lo decía mi madre que, por cierto, era una gastona. Se conocía el percal. Bueno, pues entonces no es mía la culpa. Digo lo de gastarme el dinero que gana el hombre. Creo que el filtro lo va a arreglar todo.

Bien, bien, ya voy siendo más coherente. Me parece que voy espabilando. Ruido de ignición tampoco hay. O sea que va a ser cosa del conversor, que no aísla la masa. Pues ahora mismo me paso por la ferretería y me compro uno de esos… chocolatitos aislantes, les llamo yo.

Lo importante es escuchar lo que dicen las señoras. De momento la frecuencia variable mezcla sonidos de todo tipo, no sé, patos, flagonetas, persianas, pájaros. Tengo que conseguir el estabilizador Johnson. Vale, me lo apunto.

– Adiós, adiós
– Adiós

Otra vez la señora. Yo también tengo que bajar.

A veces me parece que hay alguien que escucha mis pensamientos. Parece una tontería, pero ahora me acaba de pasar. ¿Serán las señoras? Estoy obsesionada. Por eso cuento estas cosas. ¿A quién? A la campa ésta. A las casas. No lo sé, a nadie.

HOLA. ATENCIÓN. SOY LA PERSONA QUE ESTÁ LEYENDO LA MENTE DE ESTA FÍSICA ELECTRÓNICA FISGONA DE OTXARKOAGA. YO TAMBIÉN VIVO EN OTXARKOAGA, LO MALO ES QUE ME ESTOY ENAMORANDO DE ELLA. PROMETO NO VOLVER A SALIR EN ESTAS PÁGINAS. ME LIMITARÉ A ESCUCHAR.

Que no se me olvide el periódico de Otxarkoaga, que no me gusta dejar papeles por ahí. ¡Uy! ¡Uy! ¡Qué tonta! ¡Si el periódico de Otxarkoaga es por Internet! (http://otxarkoaga.es/) ¿De dónde habré sacado yo…? Creo que esto ya raya en la subnormalidad más profunda. Siempre he dicho que a mí esto del aire puro me sienta como un porro. Y eso que nunca he fumado un porro. ¡Ja!

Tengo cariño al barrio de Lozoño. Viven ahí los padres de mi marido. ¡Aj! ¡Qué dentera me da decir mi marido! Pero el barrio me da cariño, no sé por qué.

Alberto Arzua

Os recordamos que esta sección de cuentos sobre Otxar esta escrita por Alberto Arzua, vecino de Txurdinaga, para poder leer sus cuentos en la sección de colaboradores tenéis sus anteriores cuentos…