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Depósitos de arte

Cilindros de cemento, moles de hormigón armado que pueblan los alrededores de Bilbao. Construcciones poco agraciadas, cuando no decididamente feas, los depósitos de agua son infraestructuras a las que no se puede renunciar. La solución estética adoptada por el Ayuntamiento ha sido convertirlas en el soporte de trabajo de varios artistas locales, que han conseguido transformar en arte lo que hasta ahora eran elementos funcionales. Los integrantes de DK Muralismo y la artista plástica Eva Mena, subidos al andamio, con brocha y espray en mano, han dado vida y color a ocho depósitos de agua de la villa.
Gracias a su trabajo, los tanques de Otxarkoaga, Larraskitu, Berriz, San Justo, Monte Caramelo, Santa Ana, Santa Marina y la caseta del depósito de Begoña lucen una nueva imagen. En algunos casos se ha intentado integrarlos en el paisaje, ya que se trata de construcciones situadas en puntos altos de la ciudad y muy visibles desde los barrios cercanos. A otros se los ha convertido en piezas insólitas que sorprenden a las personas que pasean junto a ellas.

 

La idea de convertir en arte los depósitos de la villa surgió hace año y medio en el Área de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Bilbao, que está inmerso en un proceso de renovación de las redes de abastecimiento de agua. «Ya que teníamos que acondicionar el interior de los depósitos, pensamos que también su aspecto exterior debía ser digno», explica el concejal José Luis Sabas. Enseguida contactaron con la fundación BilbaoArte para hacer realidad la idea con su asesoramiento y colaboración. La Fundación se puso manos a la obra y pidió a los artistas que colaboran con ella bocetos y proyectos para decorar los depósitos de la villa. De todas las ideas recibidas, el Ayuntamiento se encargó de seleccionar los que más se adaptaban a sus necesidades, aunque «dejando bastante libertad a los artistas», recalca el edil.

El trabajo se ha desarrollado en torno a dos equipos de artistas que han pintado cuatro depósitos cada uno. El primero está liderado por José Ramón Bañales -más conocido como 'Bada'- e integrado por artistas en activo como Jorge Rubio o Fermín Moreno, entre otros. Juntos han transformado los tanques de Larraskitu, Otxarkoaga y Berriz, además de la caseta del depósito de Begoña. En todos, el diseño se ha basado en el color, como una forma de integrar la construcción en el paisaje o dotarla de cierto significado. Así, en Larraskitu y Begoña pintaron el exterior de los depósitos simulando el fondo de una piscina llena de agua, mientras que en Berriz optaron por un diseño mucho más abstracto basado en manchas de colores, en las que predomina el azul.
Pero, sin duda, el diseño más audaz de los elaborados por el equipo de DK Muralismo ha sido el de los dos grandes depósitos del barrio de Otxarkoaga. Las dos moles de cemento aparecen ahora camufladas por un diseño de colores pixelados que trata de integrar los depósitos con la línea del horizonte. La parte inferior está pintada en diferentes tonos de verde, mientras que la mitad superior se confunde con el cielo en diversos tonos de azul. El resultado es sencillo pero espectacular, y como apunta 'Bada', «no se trata tanto de lucirse como artista, sino de convertir un elemento feo en algo agradable para los que lo ven todos los días».
El de Otxarkoaga ha sido uno de los trabajos más arduos de este proyecto, sobre todo por las dimensiones de los depósitos. Pero también ha tenido sus compensaciones. Bada y su compañero Jorge Rubio recuerdan entre risas «las barbacoas que organizábamos en verano mientras pintábamos», en un paraje con unas vistas impresionantes y en el que se pueden encontrar incluso hierbas aromáticas con las que condimentar el asado. Ambos aseguran que es una suerte que el Ayuntamiento les haya dado esta oportunidad de mejorar el día a día de muchos vecinos, y creen que en Bilbao hay muchas zonas en l as que se podrían llevar a cabo actuaciones similares.
Lugares de paso
La otra mitad de los trabajos ha sido obra de la artista Eva Mena, que ha actuado prácticamente en solitario, «salvo algunas ayudas para pintar los fondos», apunta. Mena fue becada por la fundación BilbaoArte en 2005. Los depósitos en los que ella ha actuado se encuentran en lugares de paso habitual para muchos ciudadanos, por ese motivo ha optado por diseños más figurativos. Es el caso del de San Justo, situado a un lado del camino que sube al Pagasarri y decorado con hojas de diferentes arboles y colores de otoño y verano. «Por allí pasan a diario muchos paseantes y lo hice pensando en ellos», cuenta la autora. En Santa Ana optó por pintar unas enormes mariposas sobre un fondo terroso, que vistas desde lejos son impactantes. Y se decidió a decorar el depósito de Santa Marina con margaritas, pájaros y la cara sonriente de una niña, «porque me gusta mucho hacer retratos».
Pero el trabajo del que está más orgullosa es el realizado en Monte Caramelo. «Cuando subí a verlo me pareció una construcción muy fea, así que busqué la manera de camuflarlo dentro de la campa», explica. Partiendo del concepto del camuflaje, realizó un diseño basado en la piel de una cebra pero utilizando distintos tonos para integrarlo mejor con el paisaje. «Es un sitio al que sube mucha gente a tomar el sol o a disfrutar de las vistas de Bilbao», apunta Eva, «y quería convertirlo en un lugar agradable».

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