Un marfileño aparece maniatado y degollado en su piso de Otxarkoaga

Un cruel asesinato sacudió ayer el barrio bilbaíno de Otxarkoaga. Un varón de cuarenta años y nacionalidad marfileña, identificado con las iniciales K.G., fue hallado muerto en su domicilio de la calle Travesía Arbolantxa con evidentes signos de violencia. Degollado, tendido bocabajo en el suelo, con la cabeza cubierta por una bolsa de plástico y maniatado con el cable del cargador de su teléfono móvil; así encontró el cadáver la propia novia del fallecido.
La joven, guineana residente en Bilbao, llevaba tres días sin poder contactar con su novio, al que sus amigos conocían por el sobrenombre de 'Mois'. Según explicó a este periódico su hermana menor, la mujer había tratado sin éxito de hablar por teléfono con él durante todo el fin de semana, hasta que ayer se decidió a acudir al piso en el que la víctima vivía desde hace tan sólo unos meses. Aunque «llevaban varios años saliendo juntos», la pareja no compartía la misma vivienda. Sin embargo, la chica tenía una copia de las llaves, que utilizó para atajar su incertidumbre. A pesar de su preocupación, nada podía hacerle presagiar lo que iba a encontrarse.
Hacia las tres de la tarde, un alarido heló la sangre de los vecinos del número 24 de la Travesía Arbolantxa. «¡Mi niño!», oyó gritar una vecina, que inmediatamente se asomó al rellano para ver qué pasaba. Minutos después, los coches de Policía que tomaron la calle confirmaban al vecindario que estaban ante un suceso dramático. «Esta es una calle muy tranquila, nunca hemos sufrido peleas ni jaleos y me he quedado asustada al ver tantos agentes», aseguraba una mujer que vive en la zona desde hace cincuenta años.
Ni siquiera los residentes de los pisos más cercanos podían imaginarse lo que acababa de suceder a pocos metros de sus casas. «No hemos oído ningún ruido extraño», explicaba un matrimonio de edad avanzada que vive puerta con puerta con el fallecido. Al despertarse de la siesta para ir a dar un paseo se dieron de bruces con los efectivos de la Policía Científica, que a esa hora peinaban el piso en busca de alguna pista que pueda desentrañar las circunstancias del crimen.
Aunque la investigación corre a cuenta de la Ertzaintza, fue la Policía Municipal la que recibió el primer aviso. Hasta el lugar de los hechos se desplazó una ambulancia del SAMUR, aunque no fue necesaria su intervención al comprobar que el corte en el cuello que presentaba la víctima había resultado mortal. Se desconoce el motivo por el que el hombre pudo ser asesinado, si bien las circunstancias del hallazgo hacen pensar a los vecinos que pueda tratarse de «un ajuste de cuentas», tal vez relacionado con el narcotráfico. No en vano, la víctima tenía antecendentes penales y había estado en prisión por tráfico de drogas.
«Tenía enemigos»
«Era un chico bastante conocido en Bilbao -aseguraba ayer una amiga de su novia-, y quizá tenía enemigos capaces de hacer algo así». Sus vecinos apenas podían dar detalles de la vida que hacía, salvo que «se le veía ir de aquí para allá con una carterita», apuntaba un cliente de un bar cercano. Quienes compartían escalera con él le recuerdan como un hombre «tranquilo, educado y bien vestido», que nunca dio problemas. «Solía bajar al bar a comprar tabaco; he coincido varias veces en el ascensor con él y parecía educado, era más bien bajito, usaba gafas y solía llevar una boina», describía una joven que vive encima del piso donde se cometió el crimen.
Apenas hacía unos meses que 'Mois' se había mudado a Otxarkoaga después de pasar por diversos domicilios en Bilbao, y ni siquiera sus vecinos se ponen de acuerdo sobre si compartía la vivienda con uno o varios hombres de su misma nacionalidad. «Se veía entrar a más gente en su casa, pero no sabemos cuántos de ellos vivían allí o si estaban de visita», comentaba un grupo de chicas en un bar cercano al lugar de los hechos. «Hay varios pisos de africanos en esta misma calle; llegan y a los pocos meses se van, no suelen relacionarse mucho con el vecindario», explicaba un joven.
A las seis de la tarde el juez procedía al levantamiento del cadáver, que salió de la vivienda entre las muestras de dolor de un grupo de familiares y amigos que se había ido concentrando en las inmediaciones del edificio. Ninguno de ellos quiso aventurarse a ofrecer detalles de la vida de 'Mois' que pudieran ayudar a esclarecer las causas por las que fue brutalmente asesinado.

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