NOTICIA EN EL CORREO
180 edificios no encajan en Bilbao
En todas las ciudades hay edificios que no encajan aunque hayan echado raíces. En el mundo real siguen latiendo pero en el Plan General se sitúan al otro lado de la raya, fuera de ordenación. En Bilbao son 180 los inmuebles que arrastran este pesado rótulo en su variante más restrictiva, con graves impedimentos para acometer reformas debido a la amenaza de derribo. Cuando se trata de viviendas, los vecinos conviven con el deterioro y se sienten atados a su casa, ya que esta calificación ahuyenta a posibles compradores y hace que los créditos se esfumen. La patología, sin embargo, no es incurable. Esta misma semana todo un barrio, Masustegi, ha recibido el indulto, al igual que ha ocurrido con el caserío de Txurdinaga y diez bloques de pisos en Atxuri y Olabeaga.El Plan General de 1995 dejó 234 edificios -desde cobertizos a viviendas adosadas- fuera de ordenación expresa, con riesgo de derribo. Muchos estaban afectados por infraestructuras ya construidas, como el puente Euskalduna, o por proyectos como Isozaki Atea o Mina del Morro. Desde entonces se han salvado varios inmuebles, entre ellos dos caseríos -el de Otxarkoaga, amenazado por un vial, donde se ha instalado una farmacia y el de Txurdinaga, que finalmente convivirá con cuatro torres de VPO- y otros se han incorporado a la lista. Para los vecinos de Iturrigorri y Gardeazabal, sin embargo, no es una mala noticia estar fuera de ordenación porque eso supone que se ha puesto en marcha la operación urbanística para derribar la infravivienda y realojarles en bloques de nueva construcción.
La revisión del Plan General, que todavía está en fase de recogida de información y diagnóstico, es una buena oportunidad para rescatar edificios exiliados. La idea de los responsables de Urbanismo es «reconocer lo que existe y no tratar de llegar al dibujo de la ciudad perfecta. Nuestra vocación es redibujar el mapa de Bilbao e integrar esas zonas con todos sus derechos, porque somos conscientes de que esta situación lastra el día a día de las personas afectadas», asegura la concejala Julia Madrazo. «Aun así hay situaciones que todavía no podemos resolver, ya que están pendientes de la ejecución de grandes infraestructuras».
Masustegi ha vivido en el exilio urbanístico desde que nació, en los años cincuenta, porque los vecinos construyeron sus propias casas sobre terrenos privados. No temían por su derribo, pero para convertirlo en un barrio de pleno derecho y acometer la reforma integral que necesita el Ayuntamiento ha tenido que comprar el suelo a los herederos del propietario, Miguel de la Vía. Este es un caso atípico dentro del régimen de fuera de ordenación, que significa que un edificio «entra en contradicción» con el planeamiento vigente. Simplemente no debería estar ahí, por diversos motivos. A menudo se interpone en el camino de una gran infraestructura viaria o ferroviaria.
El puente alto que se iba construir entre Olabeaga y Zorrozaurre condenó a todos los edificios que quedaban a su sombra, aunque no llegó a pasar de los planos. Siete portales de Olabeaga permanecieron en cuarentena hasta finales de 2008, cuando el Ayuntamiento decidió normalizar su situación. «Asumimos un riesgo y nos salió bien», cuenta un vecino que compró un piso hace cuatro años en Camino de la Ventosa. Le salió «bastante más barato», aunque pidió ayuda a sus familiares porque los bancos le negaban el crédito. Al reformarlo tuvo que declarar que las obras «no aumentarían el valor de tasación en caso de derribo». Triste bienvenida.
Tras años de goteras, los residentes rehabilitaron la fachada y el tejado en cuanto la casa recuperó su lugar en el mapa, pero aseguran que en estos casos «todo el entorno se degrada. Seguimos sin aceras y no tenemos pasos de cebra», dicen, a la espera de que el plan especial de San Mamés les dote de nuevos accesos. Elena Ruesgas también se aventuró a comprar un piso en un inmueble proscrito, el número 14 de la calle Atxuri. Viendo su fachada señorial y recién pintada de color caldera, nadie diría que durante 16 años ha estado en el limbo de la ordenación urbanística, por culpa de otro viaducto que no ha llegado a construirse en Urazurrutia.
Elena tenía claro que la vivienda «iba a ser provisional» y no se desanimó. «Nos dijeron que si nos echaban nos darían otro piso», recuerda. El problema surgió cuando hace tres años lo puso en venta y tuvo que dejarlo «por imposible». Hay pocas formas tan efectivas de ahuyentar a los posibles compradores y los bancos como pronunciar las palabras «fuera de ordenación». Lo saben bien las inmobiliarias. «Es una cruz», resume Miguel Ángel Gozalo, de Norpiso, que desde hace tres años tiene una vivienda a la venta en la misma calle. «Han bajado el precio 60.000 euros y ahí sigue. La gente dice: ¿lo tiran o no lo tiran?».
«La ciudad perfecta»
En realidad, los tres portales de Atxuri -14, 16 y 18- ya están a salvo. El Ayuntamiento ha hecho «un ajuste mínimo en la ordenación pormenorizada» que permite cambiar su calificación aunque el puente siga dibujado en los planos. El área de Urbanismo adoptó esta decisión por razones técnicas «y casi morales», consciente del peso que puede llegar a tener un viaducto de papel. «Si en quince años no hemos sido capaces de ejecutar el plan hay que hacer una reflexión», explican.
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